Mi experiencia con una Brompton
Pues sí, este post va de mi experiencia personal montando una bicicleta plegable Brompton. Podría llamarse “mi experiencia personal montando en bici” y casi sería lo mismo, pero el caso es que lo he hecho en esta bicicleta y mis socios me han pedido que hable de ella.
Pero, ¿Qué tiene de particular que yo hable de mi experiencia con una Brompton? ¿A quién puede interesar? Al que monta todo los días en bici, nada, o a lo mejor sí ¿No mira la gente videos de gatitos en Facebook? Seguramente, el interés sería el mismo. Antes de seguir escribiendo, conviene aclarar este punto: hasta que empezamos con La Sonrisa Eléctrica, yo prácticamente no montaba en bici. Bueno, lo de prácticamente lo digo por no quedar mal. De pequeño no lo hacía, aprendí bastante tarde y mi mejor experiencia fue un paseo de una tarde por las calles de Copenhaguen. Todavía recuerdo la sonrisa (no eléctrica) de la sirenita cuando me vio llegar pedaleando. Si a eso le añades que mido 1,94, peso 105 kilos y tengo condropatía y tendinitis rotuliana en ambas rodillas, la cosa se va animando… además, la Brompton no es eléctrica (¿En que estaría pensando esta gente?), es plegable y eso sí, me ha fascinado la posibilidad de llevarla a todas partes, como si te la pudieras guardar en el bolsillo y sacarla solo cuando la necesites.
He leído algunos foros en el que experimentados ciclistas urbanos hablaban de la Brompton, de sus características, comparaciones con otras marcas, precios, etc. Me di cuenta que a mí no me interesaban las mismas cosas que a ellos, pero claro, ellos son ciclistas de toda la vida: yo me acabo de sacar el carnet J
¿Y por qué ha llamado a mí la atención la Brompton?
En primer lugar, que yo pueda montarla y la bici lo resista. No hay muchas plegables que puedan con un tipo de 1,94 y 105 kilos. Algún niño me preguntaba por qué montaba en una bici de juguete, pero no se lo tuve en cuenta y solamente le respondí que los mayores también tenemos derecho a jugar.
En segundo lugar, su peso. Siempre he temido las cuestas, pero claro, si la bici pesa poco, eso me ayuda mucho a subirlas sin sobre esfuerzos excesivos. Además de poder cogerla y guardarla en cualquier lado sin tener que resoplar.
En tercer lugar, su plegado. Cuando iba a buscar a mis hijos al cole y la dejaba plegada, llamaba mucho la atención la facilidad con que lo hacía y lo “estupenda” que quedaba la bici plegada.
En cuarto lugar, el cambio. La Brompton que probé era una M3. Sí, ya lo sé que solo tiene tres posiciones y que otras marcas tienen ocho, pero a mí no me hizo falta más e, insisto, ando flojo de pierna y sobrado de peso.
Poco más puedo decir. Finalmente devolví la Brompton a la tienda y por allí está, a la espera que alguien más venga a probarla y se decida por esta estupenda bicicleta. Yo ya he encargado la mía. En color negro.
Fdo. Rodrigo Ferreirós