Las bicicletas eléctricas están cambiando. Nacieron como una especie de artilugio de espaldas al diseño con un 100% de funcionalidad pero con su aspecto, vamos a decir que era inversamente proporcional.
Todas aquellas fueron necesarias, pero no acababan de triunfar. Lógico. El ciclista que finalmente se sube a una bicicleta de pedaleo asistido quiere que sea funcional, sí, cómo no; pero quiere igualmente que cumpla con unos mínimos de diseño y estilo.
Te tiene que gustar físicamente tu bicicleta.
Es el caso de las Moustache. Han conservado toda la funcionalidad de una bicicleta de pedaleo asistido sin olvidar por un instante que el diseño y el aspecto es parte casi imprescindible en un vehículo. Tiene una gama corta de modelos, pero que cubren las necesidades de prácticamente cualquier posible ciclista que desee tener ayuda en el pedaleo; desde una bien preparada bicicleta de montaña hasta un pequeño abanico de modelos urbanos. Lo necesario. Más que suficiente. Sólo añadir que usar una bicicleta Moustache crea adición. Ten cuidado si te prestan una. Acabarás comprándola.
En la misma línea está Faraday Bikes. Un solo modelo pero con un diseño muy, pero que muy cuidado. La batería, de menor autonomía que las Moustache, queda perfectamente adaptada bajo el sillín, y el resto del conjunto se integra con un fino aspecto que recuerda a las bicis de los repartidores de los años 40 y 50. No era fácil conseguirlo, pero el resultado es brillante.