En Madrid se están tomando decisiones que parecen demasiado drásticas contra el tráfico y la contaminación. Ya las sabemos: Reducción del límite de velocidad, restricciones de aparcamiento, selección por matrículas, planes de peatonalización, pero conviene darse una vuelta por el mundo para comprobar que somos de los últimos en tomar medidas. Hagamos un repaso por algunas grandes ciudades de todo el planeta.
En La Paz, Bolivia existe una restricción horaria que permite la entrada a 10.000 vehículos particulares y 5.000 de transporte público.
En Sao Paulo empezaron en 1997 a restringir el acceso al centro con un sistema de selección de matrículas basado en el último número de cada matrícula. Se prohíbe el acceso a dos números diarios: Por ejemplo, el lunes no podrán circular las matrículas acabadas en 1 y 2. El martes las que acaban en 3 y 4, miércoles 5 y 6, jueves 7y 8 y viernes 9 y 0. Igual que en Santiago de Chile y en San José, Costa Rica
En Bogotá se restringen 4 números diferentes de matrícula. Órdago a la grande. Esto, además lo hacen desde 1998.
En Pekín tienen el sistema alterno para matrículas pares e impares.
En Honduras han sido más imaginativos: Se les ha dado a elegir a los conductores un día a la semana en el que no van a usar el coche. El que ellos quieran, pero eso sí, lo tienen que cumplir.
Berlín tiene una fuerte restricción del tráfico para los coches más contaminantes, es decir, los diésel.
En Bruselas, además de tener una importante cultura ciclista, en días de picos de contaminación, se limita la velocidad a 50 km/h.
Estocolmo puso en marcha desde 1996 una cuota anual para el que quiera pasear su coche por el centro, como la de Londres, que es de 8 a 10 libras y cuenta con un sistema de reconocimiento de matrícula. Roma también utiliza ese sistema de peaje.
En París directamente han prohibido la entrada a la ciudad a los vehículos diésel. Cuando tienen días de polución extrema, ponen en funcionamiento el sistema de matrículas pares e impares. También prohíben la entrada de camiones de más de 3,5 toneladas en el centro.
Conviene recordar que España tiene pendiente aún un pleito europeo por no cumplir la ley respecto a la contaminación del aire. Incumple la normativa que atañe, precisamente, al dióxido de nitrógeno (NO2). Se salta desde hace cinco años los límites de acumulación dióxido de nitrógeno. Límites diseñados para proteger la salud.
Empieza a ser hora de que nos subamos todos a la bicicleta.